Carlos Arturo Calderón Muñoz.- Cuando se habla de esclavitud en el mundo, los dedos de todos los individuos señalan a la culpa colectiva que tienen los blancos por sus barbáricos actos de opresión en el pasado. Muchos ignoran que antes de que los blancos esclavizaran negros, los musulmanes ya llevaban siglos haciéndolo y que antes que los siervos de Alá nacieran, los negros se esclavizaban salvajemente entre sí. Poco se habla de los millones de blancos esclavizados por musulmanes, negros y otros blancos.
Pero el tema más vedado es que los mayores esclavistas de todos los tiempos, que se iniciaron en ese lucrativo negocio antes del Imperio Egipcio, quienes fueron prominentes esclavistas en la época romana, en el medioevo europeo y musulmán, los que dominaron casi que absolutamente el mercado transatlántico y aún hoy manejan importantes mafias esclavistas, no pertenecen a las razas o religión ya mencionadas.
José vendido por sus hermanos, por Frederick J. Overbeck.
Les doy algunas pistas, los mayores esclavistas de todos los tiempos, con mucha ventaja por sobre todos los demás grupos humanos, hablan hebreo, creen que la usura es una forma de trabajo y les encanta declararse víctimas de persecución por parte de todos los pueblos de la tierra para no reconocer sus atroces crimines; últimamente les va muy bien con un cuento de terror, adaptado al cine en muchas ocasiones, en que villanos alemanes los intentaron solucionar con zyklon B. Para el que no entienda las indirectas, o no haya leído el título, me refiero al pueblo auto elegido, los judíos.
Como las leyes del hermetismo dicen que todo lo que sucede arriba sucede abajo empezaré por lo divino. En el libro del Éxodo, que hace parte de la Torá y la Biblia, encontramos como la esclavitud era una actividad económica más que estaba regulada bajo las leyes de Yahvé.
También se hacen referencias legales al trato de esclavos en el Deuteronomio y en el libro de Reyes (Este último no hace parte de la Torá). En el capítulo 25 del libro de Levítico, Yahvé les dice a sus elegidos que no deben hacerse amos de sus propios congéneres, además deben prestarles dinero sin usura y darles víveres para ayudarles sin esperar ganancia. Sin embargo insta a que se esclavice a todos los pueblos que les rodean, permitiendo que se pueda transferir a los esclavos como herencia.
El exilio babilónico: deportación de los hebreos del Reino de Judá a Babilonia (Tissot, 1896-1902).
Saliéndonos de la ley mosaica y llegando a los libros de los profetas, vemos como Isaías se toma en serio lo del dominio absoluto de otros pueblos. En su capítulo 65 habla de cómo Jerusalén será el centro del universo; las reinas de todo el mundo serán sus nodrizas, los reyes le alabarán con la cara en la tierra y sólo levantarán su rostro para lamerle los pies polvorientos a Sión.
Si nos movemos en el tiempo y leemos el Talmud, que es como una Torá con esteroides en cuanto a supremacismo judío se refiere, vemos como todos los no judíos, en especial los cristianos, son concebidos como bestias a las que Jehová les dio una forma humana para que no le dieran tanto asco a los judíos y que su único propósito en esta vida es el de servir a los israelitas. Los libros compilados en el Talmud también establecen que el sexo con un gentil es bestialismo, que los matrimonios entre judíos y no judíos no tienen validez, que se debe impedir a toda costa el reproducirse con estos, a menos que haya algún beneficio mayor, y además se prohíbe el revelar los conocimientos sagrados a los gentiles, para que no puedan ser usados en contra de los judíos.
Se suele decir que el Talmud es una elaborada difamación en la que creen personas ignorantes de la realidad del judaísmo, pero basta con ver su actuar a lo largo de la historia para tener la seria sospecha de que están aplicando al pie de la letra esas horribles mentiras que los animales de dos patas decimos de ellos. Ya que hablamos de historia, sería bueno mencionar algunos datos del trasegar judío por los caminos de la esclavitud.
Los estudios del teólogo anglosajón Adam Clarke, quien se tomó 40 años escribiendo comentarios detallados de la Biblia, comprueban que los judíos consideraban que los esclavos cananeos y sus descendientes lo eran a perpetuidad, sin ninguna opción para dejar de serlo.
Talmud.
En el trabajo conjunto de F. Rachel Magdalene y Cornelia Wunsch, de las universidades de Leipzig y Londres respectivamente, se puede ver el desarrollo de las actividades esclavistas de los judíos en la antigua Babilonia. Gracias al estudio de más de 200 textos legales que van desde la época de Nabucodonosor II hasta Jerjes (Cuando Babilonia era dominada por los persas), se puede ver como después de la toma de Jerusalén por parte de Nabucodonosor muchos judíos fueron deportados a zonas rurales de Babilonia, en donde se les utilizó para repoblar y desarrollar áreas abandonadas del imperio. Después de establecerse, muchos judíos ascendieron en la escala social y comerciaron con esclavos. Los textos legales encontrados muestran múltiples transacciones con esclavos hechas por los judíos.
Hay que tomar en cuenta que los judíos han sido expertos en adular al poder de turno para obtener beneficios. Había judíos con significativas cuotas de poder dentro del mundo babilonio, quienes llegaron a tener posiciones en la corte gracias a la indulgencia de Nabucodonosor. El hijo del destructor de Jerusalén, Evilmerodac, era muy amigo de los judíos e incluso liberó a Joaquín, quien fuera rey de Judá, de la cárcel en que lo había encerrado Nabucodonosor.
Los constantes cambios de poder en esta zona del mundo no afectaron la posesión de esclavos de los judíos a lo largo del tiempo. Estos continuaron teniendo esclavos no sólo bajo el dominio de los persas, sino que también conservaron a sus goyims en el Imperio Parto y el Imperio Sasánida (Conocido también como segundo Imperio Persa), como bien lo demuestran los estudios en economía judía de Maritsella Botticini y Zvi Eckstein.
Inicialmente en el mundo romano los judíos no eran perseguidos y gozaban de muchas libertades. Sin embargo, como es habitual en ellos, crearon un gobierno dentro de otro y su influencia empezó a interferir con el buen desarrollo del imperio. En sus trabajos sobre las condiciones sociales, económicas y judiciales de los judíos en el Imperio Romano, Jean Juster revela que los judíos tenían un papel mayoritario dentro del mercado de esclavos. Las investigaciones en diversos archivos judíos hechas por el genial David Duke, nos permiten saber que los judíos seguían a las legiones romanas para esclavizar civiles y soldados enemigos después de que hubieran sido vencidos por los romanos.
Isabel y Fernando, los Reyes Católicos
El poder hebreo se hizo tan fuerte y dañino, como lo denunciara Cicerón, que su templo en Jerusalén terminó por ser destruido, posterior a este ataque se crearon múltiples leyes para limitar el poderío judío sobre los romanos, muchas de estas leyes se extendieron a los bizantinos. En lo referente a los esclavos se impusieron normas que previnieran que los judíos esclavizaran romanos, cristianos o simplemente gente de otras religiones distintas a la hebrea. En el siglo IV el emperador Constantino prohibió a los judíos circuncidar a sus esclavos.
Graciano el Joven, Valentiano II y Teodosio I el Grande prohibieron que los judíos tuvieran esclavos cristianos. Ya entrado el siglo V, Honorio en Occidente y Teodosio II en Oriente aprobaron leyes para arrebatarles esclavos cristianos a los judíos. Finalmente en el siglo VI, el emperador Justiniano, del Imperio de Oriente, prohibió que cualquier judío o persona no ortodoxa pudiera tener esclavos cristianos.
A pesar de las prohibiciones romanas, esas malditas guerras entre hermanos que ha tenido Europa a lo largo de su historia, abrieron brechas para que los judíos se acercaran a las cúpulas del poder cristiano y así obtener permisos legales para continuar con su negocio. El Papa Gelasio I les permitió a los judíos comerciar con esclavos paganos, que fueran capturados en la Galia y vendidos en Italia. Para finales del siglo VI, cuando Justiniano imponía sus leyes, los judíos ya eran los jefes del tráfico de esclavos paganos a nivel europeo. Los permisos de este tipo no hicieron más que incrementar con el tiempo. En el siglo VIII Carlo Magno les confirió a los judíos el permiso para ser intermediarios en el comercio de esclavos (Negocio del que ya eran dueños en Europa). Luis el Piadoso continuó con esa tendencia, autorizando a los judíos para comerciar con esclavos en su reino.
Con el ascenso del tercer regalo monoteísta de Oriente en el mapa geopolítico, los judíos incrementaron el tamaño de su negocio. Los judíos se hicieron de dos rutas a lo largo del mundo medieval, a través de las cuales les vendían esclavos cristianos a los musulmanes y esclavos musulmanes a los cristianos. Los judíos que habitaban el Imperio Bizantino (El romano de Oriente para los despistados) comerciaban con esclavos en Praga. Los judíos de la España Islámica llevaban esclavos desde Eslavonia (Oriente de la actual Croacia) para venderlos en Andalucía y Europa occidental en general; así mismo los judíos de Verdún (Francia) les vendían esclavos cristianos a los moros en España. Tras la victoria de Guillermo I en Hastings llegaron, de la mano del normando, comerciantes de esclavos judíos a Inglaterra.
El 1 de marzo de 1492, el decreto de expulsión de los judíos marca el fin del judaísmo en España
Los judíos dominaban por completo la ruta de esclavos que cruzaba los Alpes para llegar a Lyon y de ahí al suroccidente de Francia y España. También ejercían el control en la ruta que cruzaba Suiza para dirigirse a Venecia y al norte de África. La mayoría de los esclavos que les llegaban a los moros y a los negros eran niños, eunucos y mujeres. Muchos de los niños suplían una aberración sexual que implicaba penetrarles el recto, pero es una condición que debemos aceptar como parte de la multiculturalidad. En cuanto a las mujeres, y al mejor estilo de la película gringa White Chicks, los potentados negros tenían un fetiche (otro) con la carne femenina blanca.
Viajando al oriente nos encontramos con que los judíos ejercían una fuerte influencia esclavista en la región de Crimea desde el siglo X. Gracias a los estudios de Mikhail Kizilov, sabemos que los judíos adoptaron el lenguaje de los Tártaros y gracias a esto pudieron ejercer sus negocios esclavistas, que por supuesto incluían al Imperio Turco Otomano. Su poder fue tal que el Zar Iván III de Rusia intervenía ante Hoca Bike Gökgöz, poderoso esclavista judío, para la liberación de esclavos rusos. Otro prominente judío de este territorio fue Meir Ashkenazi, quien llevaba su comercio hasta lugares tan cercanos como la India y Egipto, de hecho murió en un ataque de piratas cuando venía con un cargamento de prisioneros de guerra de Egipto. En el mismísimo corazón del Imperio Otomano, Estambul, los judíos, según Alan Fischer, tenían un gremio de unos 2000 esclavistas, que prácticamente dominaban esta rama del comercio Otomano.
En el nuevo mundo la sinagoga más antigua de los Estados Unidos se encuentra en Newport, Rhode Island y por una extraña alineación de los planetas, justamente Newport fue el centro del comercio de esclavos en las colonias británicas. De hecho, durante el siglo XVIII el comercio de esclavos fue prácticamente un monopolio judío en las Américas. Isaac Da Costa, David Franks y Aaron Lopez fueron las figuras más prominentes del esclavismo hebreo en ese siglo. En su “Historia de los Marranos” Cecil Roth demuestra que para finales del siglo XVII lo judíos ya eran los mayores esclavistas de Surinam. Marc Lee Raphael hace ver que los judíos dominaban el 80% de las plantaciones de la colonia holandesa de Curazao (Por extensión casi todos los esclavos). Todos los judíos de Barbados tenían esclavos, llegaron a tener tantos que el gobierno local tuvo que imponer límites a la cantidad de propiedades humanas que podían tener.
Nabucodosor.
Arnold Wiznitzer y Harold Brackman afirman que el mercado de esclavos de Brasil era un monopolio judío. Hay que decir que el señor Brackman ha refutado sus propias conclusiones y reducido el papel de los judíos en la esclavitud del Brasil a una anecdótica participación. Puede que el señor Brackman haya tenido una epifanía filosemita, pero creo que es más probable que el hecho de que el centro Simon Wiesenthal le haya contratado para contrarrestar hechos históricos, tenga algo que ver en su cambio de opinión.
En Martinica, que era parte del imperio francés, la dinastía sefardita Gradis, empezando con su patriarca Diego en el siglo XVII, se hizo del control del refinamiento del azúcar y con este de la mayor cantidad de esclavos en las colonias francesas del nuevo mundo. Diego era más poderoso que el gobierno colonial de Martinica, ya que pudo evitar que lo expulsaran por sus actividades mafiosas. Su hijo, Abraham, hizo aún más grande el poderío familiar y murió dejando una fortuna equivalente a la mitad de las exportaciones de Martinica a Francia. La platica le duró a sus descendientes, pues para mediados del siglo XX los Gradis todavía figuraban entre las familias más ricas de Francia.
En la América Española dos judíos que viajaron con Colón, Luis de Torres y Rodrigo Sánchez, fueron los primeros en esclavizar indios. Veían la posibilidad de obtener permisos de la realeza y así hacerse con un mercado de millones de esclavos cafés, así como el de sus hermanos de raza que comerciaban con los negros. Afortunadamente esa súper hembra alfa conocida como Isabel la Católica y el Rey Fernando, prohibieron esta práctica y con el tiempo sus acciones derivaron en las Leyes de Indias, que protegían a los nativos de la esclavitud y otros abusos. Yo nací en Colombia y he viajado a Ecuador, todavía no veo el agradecimiento oficial de los indios de hoy con la corona española por su humanidad. Lo que si se ve es el extendido odio que los judíos han logrado inocular en los pueblos amerindios contra la madre patria.
A pesar de los esfuerzos de Isabel, los cryptojudios de la época, marranos o cristianos nuevos como les decían entonces, lograron infiltrar a Hispania y obtuvieron considerables posiciones en el comercio de esclavos en los puertos de Veracruz, Cartagena y Buenos Aires. También infiltraron las altas cortes de los virreinatos de Nueva España y del Perú. El historiador Jhon Elliot hace un detallado recuento de esta influencia en la economía hispana, incluida la de la trata de esclavos. Sin embargo la mayor victoria de los esclavistas judíos sobre España se dio en 1713, cuando el tratado de Utrech no sólo le quito Gibraltar a la hispanidad, sino que también impuso el asiento de negros, que básicamente obligó a España a recibir decenas miles de esclavos negros en sus colonias.
Torá.
Cuando el mundo blanco quiso acabar con esta abominación, los judíos no estuvieron para nada contentos. Después de que los ingleses abolieran la esclavitud, los todopoderosos Rothschilds donaron más de 20 millones de libras esterlinas para ayudar a compensar las pérdidas de sus hermanos esclavistas, aunque la historia oficial dice que los Rothschilds hicieron la donación para que así los esclavistas dejaran en libertad a sus esclavos. Para el momento de la guerra civil estadounidense, aproximadamente el 40% de los judíos del país tenían esclavos, en el sur esa cifra llegaba al 75%. Así que cuando su estilo de vida se vio amenazado pelearon a muerte, o mejor, hicieron pelear a otros, para defenderlo. El historiador Solomon Grayzel nos muestra como la gran mayoría de los judíos, en el sur y en el norte, se alinearon para mantener la institución de la esclavitud. Ejemplos destacados de esto fueron el senador David Yulee o los rabinos Morris J Raphall e Isaac Wise.
El tiempo ha pasado y hoy es un secreto a voces que aparte de las todo poderosas familias banqueras judías, al estilo de Soros o Rothchilds, que utilizan sus fortunas para destruir naciones enteras en una suerte de esclavitud económica a través del sistema de usura, las mafias estadounidenses y rusas tienen un mayoritario componente judío en sus cúpulas. Los beneficios por trata de blancas en Israel superan los mil millones de dólares y además todos saben que Israel recolecta órganos de palestinos, sirios y todo el que caiga en su máquina de guerra, para venderlos en el mercado negro. Cualquiera que haya leído el Mercader de Venecia, encontrará que someter a los goyims a situaciones de miseria tales en las que sus propios órganos puedan ser tomados como pago no es una exageración de Shakespeare, de hecho, el inglés se quedó corto. Para ellos somos animales de sacrificio e incluso nuestros órganos y sangre son parte de sus activos.
Sé que lo primero de lo que se me acusará es de antisemita, pero debo decir que la mayoría de los académicos citados en este artículo son, o eran porque ya se murieron algunos, ¡JUDIOS! Estos hebreos no hicieron más que relatar los eventos históricos de sus ancestros, que han sido los mayores esclavistas de la historia. Todos los pueblos han esclavizado y sido víctimas de esclavitud. Los judíos han tenido posiciones dominantes o muy significativas en todos los grandes periodos de la esclavitud humana, pero no veo que se disculpen con Europa por los millones de blancos que esclavizaron, no le rinden tributo a los musulmanes por los millones de moros que les vendieron a los europeos, jamás se desbordan en ayudas a los negros como compensación por los millones que esclavizaron y mataron. No piden perdón por los innumerables cafés, amarillos, mestizos y demás colores que han sometido a la barbarie de su dominio.
Lo único que veo son películas que muestran lo horrible que fueron los blancos con todos los pueblos del planeta. Lo único que leo son historias de judíos que sobrevivieron a un chilión de intentos de gaseamiento ejecutados por el mismísimo Hitler. Lo único que les escucho decir es que son el pueblo elegido y debemos estarles eternamente agradecidos por todo lo que han hecho en beneficio de la humanidad.
En una ocasión le dije a un miembro del clan de judíos peruanos de los Rosenfeld, que él y su gente se creían los dueños del mundo. Hoy, la verdad, veo que ellos están llenos de miedo. Le temen a una realidad en la que no exista su anhelada materia. Nosotros, los hispanos, estamos acostumbrados a crear mundos, en las febriles fantasías de un caballero andante o en la conquista de un continente. España, Europa en general no necesita ser propietaria de la tierra, la crea de la nada, la transmuta en algo superior. Los judíos pueden hacerse terratenientes de toda la materia viviente si gustan, nosotros, en esa alquimia socio espiritual que nos caracteriza, forjaremos una nueva realidad en la que la esclavitud no sea una opción.
La artista bogotana Laura Acuña López (No confundir con la presentadora de televisión), cree que el propósito de la vida es una de las condiciones de la felicidad de Edgar Allan Poe, crear belleza. Las musas fecundan los sueños de los caballeros y este simple hombre está dispuesto a hacer de la fantasía de esa bogotana el motivo de su errante caminar. Una belleza nueva, en la que las cadenas de ninguna raza se impongan sobre otra.
Fuente: Alerta Digital
Desde San Bonifacio de Ibagué (Colombia)