Estamos en Marzo, ante el frío austral, el pingüino es un ave que no vuela, un pez que no nada; emprende entonces una larga travesía, camina.
Antes de emprender la marcha, cada pingüino busca su pareja, claman atención, y tarde o temprano se encuentran, empieza entonces un festival sublime de caricias, de sus besos, nace una nueva criatura, ya estamos en Mayo, el frío polar hace acto de presencia, ambos, el macho y la hembra tan solo tienen una misión, mantener la temperatura del huevo, la larga marcha ya ha finalizado, el frío reclama la vida de la criatura, con infinita paciencia la madre y el padre practican una hermosa coreografía, un baile, cuando ya han aprendido el paso, la hembra traspasa el huevo al padre, con una sutileza animal, el descendiente es situado bajo el vientre del pingüino varón; la hembra, agotada, debe alimentarse pronto, al avanzar el invierno la devoción paterna es tan gloriosa como la devoción materna, literalmente los padres están muertos de hambre, habrán soportado uno de los inviernos más extremos del planeta, y todo, para poder dar vida a una nueva criatura.
El misterio de la trinidad vuelven al mar, ahora el pingüino es una pez que sabe a nadar, un ave de vuelo eterno.
El polo es amor que lucha ante la oscura profundidad del frío estelar, al moverse los padres velan por el huevo como acróbatas sobre el hielo, padre, madre, y el espíritu santo.
Que no te engañen, el Universo es amor; pero del grupo siempre aparece un pingüino solitario, camina solo, abandona el grupo, se adentra en la profundidad del ártico, desaparece por entre las brumas del olvido... sin más.
¿Qué sentido tendrán entonces la vida?, la vida por luchar, luchar por amor. El pingüino puede nadar hasta 1700 pies de profundidad, soporta la respiración bajo las aguas más de 15 minutos, mientras los padres logran comer y alimentar a su descendencia, todos se aferran a la vida, algunos, los más viejos, simplemente se quedan dormidos... y desaparecen.
Ahora está oscuro casi todo el tiempo, la madre de todas las tempestades está a punto de llegar, la oscuridad es total, la aurora austral inicia su danza espectral, !quiero transformarme en un pingüino real!.
La noche helada y voraz se prolonga hasta que un día empieza su retirada hacia la victoria. Cuando llega Julio, las madres emprende de nuevo la marcha, salvo que esta vez caminan en la oscuridad. La noche helada y voraz se prolonga hasta que un día empieza su retirada final.
José Antonio Salinas Grabulosa