La profundidad y temperatura media de todos los océanos del planeta es de unos 4 kilómetros y de cerca de 4 grados centígrados, respectivamente. Allí la presión es tan elevada –aumenta una atmósfera cada diez metros de profundidad- que pocos organismosson capaces de sobrevivir en estas condiciones donde, además, cabe añadir que reina la completa oscuridad, lo que hace que no pueda utilizarse la radiación solar como fuente de energía.
Debido a ello, en este tipo de ecosistemas encontramos criaturas inusuales y realmente extrañas. No obstante, hay organismos que viven en condiciones aún más extremas, bajo la superficie terrestre, y su biomasa es entre 245 y 385 veces mayor que la de toda la humanidad, según se desprende de una información hecha pública ahora por el Deep Carbon Observatory (DCO), una colaboración científica de alcance internacional que podría ser clave para comprender mejor el origen de la vida.
Según los datos proporcionados, estas formas de vida, principalmente bacterias y arqueas, que son organismos muy primitivos, conforman una biosfera que se estima que supone el 70 % de la comunidad bacteriana de la Tierra. Su diversidad genética es igual o superior a la de los organismos que viven en superficie y hasta ahora había permanecido oculta pese a que su tamaño oscila, según los expertos, entre los 2.000 y los 2.300 millones de kilómetros cúbicos.
Para la publicación de esta información ha sido necesaria más de una década de trabajo por parte de cientos de investigadores del DCO, que han perforado el lecho marino hasta 2.5 kilómetros de profundidad, pero que también han tomado muestras de vida a más de 5 kilómetros de profundidad en la corteza continental.
Los científicos, investigadores de la Universidad de Tennessee y del Instituto Woods Hole de Massachusetts, entre otros centros académicos, han encontrado también formas de vida eucariota –organismos multicelulares más evolucionados- en este ecosistema, si bien subrayan que la gran mayoría son bacterias y arqueas con ciclos de vida muy distintos a los del resto de organismos vivos. De hecho, en algunos de los casos, la escala de los mismos puede ser de millones de años, algo que no ocurre con sus homólogos en superficie.
“Lo más raro es que algunos de estos microorganismos llevan vivos miles de años, están metabólicamente activos y consumen menos energía de la que creíamos posible para subsistir”, apunta en este sentido la microbióloga Karen Lloyd. Asimismo, la experta añade que, a mayor profundidad, estos microorganismos viven más años. Por su parte, Mitch Sogin, del Laboratorio de Biología Marina del Instituto Woods Hole, asegura que “explorar el subsuelo profundo es similar a explorar la jungla del Amazonas”.
Otro de los hechos más relevantes de este hallazgo es que estas criaturas viven en un ambiente muy pobre en nutrientes, con lo que deben aprovechar formas de energía tales como el metano, el hidrógeno o la radiación natural de uranio y otros elementos para sobrevivir. Adicionalmente, su estrategia de vida difiere en gran medida de la que utilizan quienes viven en superficie, ya que invierten la mayor parte de su energía simplemente en mantenerse vivos y no se preocupan tanto por crecer.
Hasta la fecha, la literatura científica había reportado que hay organismos capaces de vivir en ambientes realmente extremos, si bien nunca se había estimado la densidad de este ecosistema. Aún quedan algunos meses para que se publiquen los resultados definitivos de tantos años de esfuerzo, pero lo cierto es que la contribución de estos expertos podría hacer reconsiderar incluso los tres dominios de vida descritos por el microbiólogo estadounidense Carl Woese en 1977: bacterias, arqueas y eucariotas.
Fuente: Big Bang