España suma ya 1.319 pueblos moribundos. Son 33 municipios más de los que estaban en esta situación en 2016, 81 más que en 2015, casi 400 más que en el año 2000. Agonizan con menos de 100 empadronados, y eso que en la lista no entran las entidades locales menores, núcleos de población adscritos a términos municipales. Si se cuentan esas entidades menores, el mapa del desierto demográfico ofrece un panorama más crudo aún.
La España rural perdió 61.684 habitantes durante el último año, según los datos recopilados por ABC a partir del último censo municipal certificado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El zarpazo demográfico sigue cayendo en los pequeños municipios. Mientras el conjunto de las capitales de provincia españolas ganaron entre 2016 y 2017 un total de 27.960 vecinos, el conjunto de municipios de menos de 10.000 habitantes perdieron 61.684 empadronados. Desde el año 2000, 322.000 habitantes menos. Entre 2016 y 2017, la España rural perdió población a un vertiginoso ritmo de siete habitantes cada hora.
El desierto demográfico avanza mientras las administraciones públicas siguen dándole vueltas a cómo frenar esa hemorragia. En el último año 40 provincias españolas perdieron población. Y, para la mayoría de ellas, esa regresión es reincidente. Tanto que varias están en una situación crítica. Soria, Guadalajara, Burgos y Salamanca lideran ese negro ranking. Son territorios asfixiados por la despoblación y que se asoman al precipicio de lo demográficamente insostenible.
En la España rural preocupa cuando un municipio cae por debajo de los mil vecinos. Cuando se sitúa por debajo de 500, el riesgo de extinción se evidencia con claridad. Cuando baja de 100, ese peligro se dispara de forma extrema. De los 8.124 municipios que hay en España, 4.979 tienen menos de mil empadronados. Y, de ellos, 3.972 subsisten con menos de 500. El problema afecta a la mayor parte de España, con más o menos severdidad.
En Soria, el 90% de sus municipios subsisten con menos de 500 empadronados, y la mayoría de ellos no tienen ni cien. En la provincia de Guadalajara, algo parecido: el 86% de todos sus municipios no pasan de 500 habitantes. En la provincia de Burgos son el 85%, lo mismo que en Salamanca. En la de Ávila, el 84%. En Palencia, el 83%. Con estas tasas, la geografía humana de esos territorios está condenada, lo que conlleva un coste en términos no solo sociales, sino también económicos y patrimoniales.
Soria, Guadalajara, Burgos, Salamanca, Ávila y Palenciaestán en situación demográficamente extrema, pero la despoblación afecta a más. En Teruel y Zamora, ocho de cada diez localidades tienen menos de 500 empadronados; en La Rioja, Valladolid, Zamora y Huesca, las tres cuartas partes. En Zaragoza, paradoja añadida: la capital es una de las cinco mayores urbes españolas, pero en el resto del territorio cunde el desierto demográfico.
Fuente: ABC