¡Que los árboles no te impidan ver el bosque! Estos ecosistemas no sólo proporcionan madera, leña o corcho. Tampoco son sólo entornos a los que ir a recoger setas. “Tienen un valor económico que va mucho más allá de lo puramente material”, asegura Enrique Doblas, investigador del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (Creaf).
Este valor se puede agrupar en cuatro dimensiones: su función como reguladores del clima; beneficios medioambientales como la depuración del agua y el aire; el valor comercial que aportan actividades como la extracción de madera; y el valor social, incluida la función que desempeñan los bosques como hogar y medio de subsistencia para millones de personas.
Bosques
La conversión de tierras para agricultura y el aumento de las temperaturas son las principales amenazas
En función de estas cuatro dimensiones, la consultora Boston Consulting Group (BCG) estima que el valor actual de los bosques mundiales oscila entre los 50 y los 150 billones de dólares (45.000 y 134.000 millones de euros, según el cambio actual). Pero advierte de que hay que actuar con rapidez y firmeza para evitar una pérdida de valor del 30% de aquí al año 2050. Las principales amenazas son, según la consultora, la conversión de tierras para la agricultura y el aumento de las temperaturas, que están causando una rápida deforestación y degradación.
El 60% de la superficie en Catalunya es terreno forestal (Tomas Temporal)
En Catalunya, donde el 60% de la superficie es terreno forestal y creciendo a causa del abandono de tierras cultivables, la principal problemática es el mayor riesgo de incendio por el calentamiento global. La mejor protección frente a las llamas –una plaga que cada verano arrasa cientos de hectáreas– es la gestión forestal. Sin embargo, los propietarios de los bosques (particulares en el 80% de los casos) no invierten en ellos porque con los planteamientos actuales no son rentables económicamente.
“Los bosques catalanes no son rentables sólo con la madera que actualmente se extrae de ellos. Es preciso buscar otras alternativas, como cobrar por la recolección de setas. Sólo con la setas, muchos bosques ya serían rentables”, señala Irina Prokofieva, investigadora del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC).
Situación
Los propietarios privados, que son mayoría, no invierten en los bosques porque no son rentables
La investigadora del CTFC añade que es necesario “cambiar de enfoque” y empezar a “tener en cuenta no sólo lo que aparece en el PIB”. Se refiere al que se conoce como servicios ecosistémicos del bosque. Como secretario general del Consorci Forestal de Catalunya, Joan Rovira reivindica que se compense a los propietarios forestales por estos servicios invisibles, pero esenciales para el planeta. “Los bosques cumplen una labor muy importante como fijadores del carbono, por ejemplo, pero nadie paga por ello cuando todos nos beneficiamos”, señala Rovira.
Un campo de cultivo verde rodeado de bosque quemado por un incendio en Tarragona. (ACN / Anna Ferràs)
El secretario general del Consorci Forestal de Catalunya, entidad que agrupa a los propietarios forestales, explica que en la actualidad “únicamente se aprovecha un tercio del potencia de los bosques catalanes”. Se calcula que cada año ganan tres millones de metros cúbicos y apenas se extraen 1,2 millones, es decir, sólo se aprovecha el 40% de su capacidad de crecimiento. En este sentido, Prokofieva apunta que “es necesario buscar nuevas salidas de mayor valor añadido para la madera y incentivar así su extracción y la gestión de los bosques”. Lo mismo sucede con el corcho, con la mitad de las plantaciones en abandono.
En cuatro dimensiones
La consultora BCG ha calculado el valor de los bosques teniendo en cuenta cuatro dimensiones. La primera de ellas es su función como reguladores del clima. “Una de las principales contribuciones económicas de los bosques es la atenuación del cambio climático porque absorben dióxido de carbono (CO2) –principal gas de efecto invernadero– y tienen un efecto regulador de la temperatura”, señala Enrique Doblas. Sin embargo, la capacidad de los bosques de Catalunya para capturar CO2 se ha reducido en cerca de un 17% en el último cuarto de siglo, según revela un reciente informe del Creaf.
En segundo lugar, se encuentran los beneficios medioambientales, como la depuración del agua y el aire. También esta función está de capa caída. El mismo estudio del Creaf advierte que el agua azul, el agua de lluvia que no aprovechan las plantas y llega hasta los ríos y acuíferos, se ha reducido hasta un 29% en el mismo periodo de tiempo. La tercera dimensión es el valor comercial que aportan las actividades más puramente económicas. En Catalunya, “el principal producto que se extrae de los bosques es la madera, el 80% de la cual es usada para palés”, explica Joan Rovira. Le siguen la leña, el corcho, los piñones o la trufa. Otras fuentes de ingresos son los pastos o la caza.
Finalmente, la cuarta dimensión es su valor social, incluida la función que desempeñan los bosques como hogar y medio de subsistencia para millones de personas. “El ser humano es una criatura de bosque y lo hemos olvidado. Esta desconexión ha causado una pérdida de cultura forestal. El leñador nunca podría haber matado al lobo que se comió a la abuela de la caperucita roja si no existieran los bosques.... estaría en la cola del paro”, bromea Joachim Engler, propietario de Social Forest, una empresa de gestión forestal y trabajos silvícolas.
Fuente: La Vanguardia