La decisión del cantón suizo de Valais de eliminar las ayudas a la compra para los vehículos híbridos enchufables se basa en un informe en el que se concluye que la reducción de emisiones que se consigue con esta tecnología es insignificante. El estudio asegura que cuando estos coches recorren las típicas carreteras alpinas de Suiza la reducción de consumo de gasolina y por lo tanto de emisiones es “prácticamente insignificante”. Tanto es así que las autoridades del cantón situado al sur de Suiza han calificado sus pretendidos beneficios medioambientales como “una estafa”.
El estudio fue encargado por el cantón de Valais a Impact Living, una empresa nada sospechosa puesto que se dedica a la gestión de proyectos para ayudar a sus clientes a realizar la transición hacia soluciones más respetuosas con el medio ambiente. El análisis de los datos obtenidos en relación con la reducción de consumo que logra la tecnología híbrida enchufable encontró en ella pocos beneficios. “Estos vehículos no permiten ninguna mejora ambiental”, aseguró uno de los autores del proyecto, el ingeniero energético Marc Muller en la radio RTS suiza. “Es una estafa para los objetivos climáticos y para el consumidor”.
El estudio recientemente publicado muestra una conclusión inesperada. A pesar del terreno montañoso que presenta la orografía del país alpino que, en principio, debería beneficiar a este tipo de vehículos por las posibilidades que ofrece de sacar rendimiento del frenado regenerativo, el consumo no se reduce. “Desafortunadamente, los resultados cuantitativos (mediciones del consumo real de combustible) muestran que los PHEV están muy lejos de lo que prometen y solo presentan ventajas muy pequeñas, o ninguna, en comparación con un automóvil convencional”, afirma el informe. En consecuencia, el Consejo de Valais, presidido por Frederic Favre, afirma que “estos resultados son catastróficos” y que no es asumible disponer de herramientas económicas como los subsidios que “no nos permitan alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto”.
Una de las ventajas de la tecnología híbrida enchufable es el aprovechamiento del sistema de regenación de energía.
No es la primera vez que un informe trata de averiguar si las supuestas ventajas medioambientales propiciadas por la reducción de los consumos de los híbridos enchufables son reales. Un informe publicado por Transport & Environment (T&E) en noviembre de 2020 aseguraba que, de media, los coches híbridos enchufables emiten 2,5 veces más CO2 que lo que afirman las pruebas de homologación oficiales. Los 20.000 híbridos enchufables analizados dieron como resultado unas emisiones de CO2 que se sitúan en 117 gramos de CO2 por kilómetro, muy por encima de la media de 44 gramos que ofrece la homologación realizada en laboratorio. Esta conclusión pone en duda su supuesta eficiencia medioambiental.
En las pruebas realizadas por Emissions Analytics con la batería completamente cargada, un BMW X5, un Volvo XC60 y un Mitsubishi Outlander emitieron entre un 28 % y un 89 % más de CO2 de lo anunciado. Con la batería descargada, emitieron entre un 300 y un 800 % más que los valores oficiales. Cuando se conducen en modo de recarga de batería, es decir, cargándola todo lo posible para emplearla más tarde en las cada vez más habituales zonas de bajas emisiones de las ciudades, los PHEV emitieron hasta 12 veces más CO2 que sus homologaciones oficiales.
Pruebas de consumo reales realizadas por Emissions Analytics para Transport & Environment.
La directora de T&E, Julia Poliscanova, fue muy clara en sus afirmaciones: “Los híbridos enchufables son coches eléctricos falsos, fabricados para pruebas de laboratorio y exenciones de impuestos, no para la conducción real. Nuestras pruebas muestran que incluso en condiciones óptimas, con la batería llena, contaminan más de lo anunciado. Los gobiernos deberían dejar de subsidiar esta tecnología con miles de millones del dinero de los contribuyentes”.
Si bien la tecnología híbrida enchufable teóricamente, debería reducir los consumos hay que tener en cuenta dos factores fundamentales para que no se cumpla esta teoría. El primero está relacionado con la manera en la que se realiza la homologación en el nuevo ciclo WLTP que ya de por sí es engañosa y que da como resultado unos consumos imposibles de cumplir en la realidad. La segunda es que los usuarios de los coches no siempre los recargan con la asiduidad necesaria. La tecnología que emplean permite que puedan circular sin necesidad de tener carga en su batería. Dependiendo de cada conductor, pueden llegar a funcionar como un vehículo de combustión recibiendo ayudas a la compra (y a veces también para la circulación) como si se tratara de vehículos totalmente eléctricos.