La psicóloga y científica del IPCC Elke Weber ha dedicado gran parte de su carrera investigadora a entender por qué, si conocemos la gravedad de los problemas ambientales, no actuamos con la determinación necesaria para solucionarlos.
Weber, directora del Centro de Investigación de las Decisiones Ambientales de la Universidad de Columbia, descarga el peso de la responsabilidad en los gobernantes, argumentando que su deber es regular con valentía sobre aquellas cuestiones que a nivel individual implican romper inercias o cambiar de hábitos, y a las que inevitablemente oponemos cierta resistencia. Sostiene que un buen gobernante debe actuar, en cuestiones como la protección del planeta o el tabaco, como los marineros que ayudaban a Ulises a no sucumbir al canto de las sirenas para evitar que el barco naufragara.
Los Gobiernos deben huir de cortoplacismos y afrontar con seriedad y valentía la crisis ambiental. Este es el sentido que persigue el Ministerio para la Transición Ecológica. El nombre refleja la firme convicción de avanzar hacia una economía baja en carbono como única vía para garantizar un progreso más justo, equitativo y estable. Y un futuro respetuoso con los límites del planeta y con nuestros propios límites.
«Los Gobiernos deben huir de cortoplacismos y afrontar con seriedad y valentía la crisis ambiental»
Pero el camino se hace andando y, en los últimos meses, hemos dado pasos decididos para poner en marcha la transición ecológica. Entre otras medidas, hemos derogado el impuesto al sol, reforzado la protección a los consumidores vulnerables, preparado un ambicioso anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, un borrador de Plan Nacional de Energía y Clima (2021-2030), puesto en marcha una estrategia de transición justa con un acuerdo para abandonar la minería del carbón, aplaudido a nivel internacional, o adoptado medidas progresistas y transformadoras para que las políticas de agua, biodiversidad, economía circular o calidad del aire sean vectores fundamentales en la transición.
No es fácil hacer más en menos tiempo, pero tampoco podemos detenernos. Debemos afrontar los desafíos de la resiliencia a los impactos del cambio climático y ultimar la senda para facilitar la plena descarbonización. La historia será implacable con aquellos líderes políticos que, conociendo hoy el alcance de la crisis ambiental, no sean capaces de enfrentar el mayor reto de nuestra era. Por primera vez, tenemos toda la información. No actuar o, lo que es peor, no querer actuar, será un acto imperdonable.
Fuente: Ethic