Las salas de máquinas de Moncloa y Ferraz echan humo. Mientras la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, y la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, trabajan en la redacción del programa electoral, dos de las personas con mayor influencia sobre el presidente Pedro Sánchez, su jefe de gabinete, Iván Redondo, y el ministro de Fomento y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, -que han restablecido una relación que había estado a punto de romperse- definen la estrategia previa y posterior al 28-A.
Resistir en Moncloa el mayor tiempo posible. Esa es la prioridad del núcleo duro del jefe del Ejecutivo. Los resultados de todos los sondeos de los que disponen los partidos a día de hoy indican un bloqueo institucional que beneficiaría los planes de Redondo y Ábalos.
Con el poco margen que dejará para negociar la celebración de las municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, Sánchez sabe que hasta mediados de julio será presidente en funciones. Pero sus planes pasan por serlo unos cuantos meses más, mientras consigan mantener el bloqueo.
Los socialistas, tras las elecciones del 26-M, ofrecerán a Ciudadanos la posibilidad de gobernar en ayuntamientos y autonomías, llegando a ofrecer alcaldías y presidencias -siempre que saquen mejor resultado que el PSOE- a cambio de apoyar posteriormente la investidura de Pedro Sánchez y librándoles de tener que pactar con VOX. Pero les dejarán su tiempo y hacer su estrategia. No hay prisa en Moncloa.
El entorno del líder del PSOE cree que, tras meses de bloqueo, Ciudadanos acabará formando gobierno con los socialistas por “responsabilidad”, otro pacto del abrazo. A groso modo, podrían llegar a pasar seis meses hasta que España tuviese un nuevo gobierno efectivo. Aunque la repetición electoral es un escenario que, en privado, ni descartan ni repudian los socialistas.
Si se cumplen los planes de los estrategas de Sánchez, el pacto con Ciudadanos llegaría a la vez que la sentencia por el juicio del 1-O, lo que provocará un aumento de la presión de los separatistas en la calle y una posible nueva declaración de independencia por parte del Govern de Quim Torra. De ser así, Sánchez tendría motivos para aplicar un nuevo 155, lo que allanaría el camino del pacto con Albert Rivera.
Fuente: OK Diario