Una vez el poder del capital internacional se hace con una nación, empieza a ejercer sus funciones como órgano de gobierno, es decir, decide sobre las vidas de ciudadanos que ahora son clientes, productos, de un espacio público y social hacia un régimen totalitario sin igual: un ejemplo, un banco nos propone convertir nuestras ciudades en laboratorios mientras apuesta por las "regiones", que casualidad, como nuestros "políticos" y su España Federal.
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