España ha empezado a comprar energía generada con carbón en Marruecos, después de admitir el cierre de las minas y de las centrales térmicas que quemaban ese mismo combustible, pero autóctono, en Castilla y León, Asturias y Aragón. Toda una paradoja avalada por la política de la llamada «transición energética» impulsada desde el primer momento en que se creó el Ministerio para la Transición Ecológica, con la llegada al poder de Pedro Sánchez.
Esta circunstancia pone de manifiesto un cambio muy notable en las prácticas de compraventa de energía que se registraban hasta ahora entre nuestro país y los vecinos. Lo habitual venía siendo que España comprara electricidad a Francia, aprovechando el importante parque de centrales nucleares galo. Pero esa rutina se truncó hace justo un año, cuando la red española contribuyó a garantizar el suministro de luz al vecino del norte, que había iniciado un parón nuclear, motivado por una revisión integral de esas instalaciones.
A la vez, España era tradicionalmente exportador de luz a Marruecos. Pero hace unas semanas, esa relación con el norte de África cambió. Ocurrió justo cuando el Gobierno del PSOE apostó por clausurar todas las explotaciones carboneras; las últimas cerraron a finales de diciembre, y cuando admitió el cese de la actividad en nueve térmicas de nuestro país. Entre ellas se encuentran las plantas de Castilla y León: Compostilla (propiedad de Endesa), La Robla (Naturgy) y Velilla del Río Carrión (Iberdrola), que irán cerrando hasta el año 2020, aunque en la práctica apenas funcionan ya. Además, la térmica de Anllares fue la primera en disponer del permiso de cierre y desmantelamiento.
Y, coincidiendo con estas decisiones, Marruecos conectó una nueva central. Este hecho resultaba determinante para que España empezara a comprar parte de la energía que se generaba en la nueva térmica marroquí, ubicada en la localidad de Safi, en la costa atlántica del sur de Marruecos, según una información desvelada por El Periódico de la Energía. Los motivos de este hecho es que resulta más barato producir energía en el país africano. Y ello es posible, entre otras razones, a que la nueva planta marroquí no está obligada a pagar derechos de emisiones de CO2, como las centrales europeas.
Un «despropósito»
Así que España renuncia a sacar y quemar su carbón, por su carácter contaminante, pero compra la energía que se genera este mineral, igual de contaminante, en un nuevo complejo, que además no paga, a unos seiscientos kilómetros al sur de la Península Ibérica.
El presidente del comité de empresa de Endesa en el Bierzo, Juan Sobredo (CC.OO.), lamentaba que sea un nuevo «despropósito» en una escala de decisiones que no han tenido en cuenta la necesidad de mantener la única fuente de energía autóctona española. «Me genera una impresión de desesperación y creo que es fruto de políticos mediocres», clamó.
Por su parte, el director general de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero, habló de la energía comprada a Marruecos como «contaminada» y reprochó la posición de la ministra Teresa Ribera, quien «se dedica a cerrar el carbón aquí, pero no pone inconvenientes unos kilómetros al sur. Todo se ha hecho tirándonos al precipicio y sin pensarlo mucho y es difícil la vuelta atrás».
Esta compra de energía generada por carbón a Marruecos «nos da la razón» en la «necesidad» de que este mineral tiene que formar parte del mix energético, según la portavoz de la Junta, Milagros Marcos, quien lamentó que el Gobierno haya desoído las alertas al respecto en las que había insistido el Ejecutivo regional cuando se inició una transición energética «rápida, exprés y sorpresiva», que fulminó minas y centrales.
Desde el ámbito político, el presidente del Consejo Comarcal del Bierzo, Gerardo Álvarez Courel (PSOE), censuró esta «paradoja porque no parece de recibo que cerremos nuestra fuente de energía y dependamos de otros». «Y sí. Parece una paradoja cerrar nuestras térmicas y comprar a otros países. Seremos muy limpios pero otros países que se pasan los protocolos ambientales por otro sitio son los que nos venden la energía. Y ojo, porque la venden al precio que quieren», advirtió.
Fuente: ABC