«No podemos olvidar que el concepto de vida tiene un contenido biológico. El hombre despliega su actividad, inmerso en un medio natural que es el soporte de toda la vida, incluida la suya. En las últimas décadas parece haberse olvidado la interdependencia con la naturaleza, observando la humanidad una conducta irracional y desordenada en la utilización de sus recursos».
Las anteriores líneas podrían pertenecer a cualquiera de los últimos informes del IPCC, pero están extraídas de un documento que la Federación del Movimiento Ecologista presentaba a finales de 1977, tras filtrarse el borrador del texto constitucional que la Comisión confeccionaba durante aquellos tiempos determinantes para el futuro de España. En él, exigían que el medio ambiente fuera considerado como un derecho fundamental, puesto que su conservación es condición sine qua non para la existencia de todos los demás, empezando por el derecho a la vida.
Sus reclamos fueron frustrados. Si bien la Constitución dedicaría su artículo 45 al medio ambiente –«Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo»–, su materialización lo sería en la medida en que la «legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos» lo garantizase. Dicho de otro modo: sin leyes que lo desarrollaran, el artículo 45 sería papel mojado.
Hoy, podemos decir que su mera presencia ha permitido la creación de una legislación ambiental real, a pesar de las deficiencias. Sin olvidar el verdadero trampolín que llevó a España a prestar atención –todavía no toda la merecida– a la cuestión ecológica: su entrada en la Unión Europea en 1986.
De todo ello se profundizó en Hablemos de la Constitución, un acto que reunió en Madrid a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, al escritor y humorista José María González ‘Peridis’ y a la investigadora Irene Ezquerra, para analizar los aspectos medioambientales contenidos en la Carta Magna desde la perspectiva de tres generaciones distintas, en homenaje a aquel edicto que hace 40 años cortaba el listón de la restauración democrática.
La ministra hizo hincapié en que hay motivos más que de sobra para celebrar la Constitución, «un texto que nos ayuda y forma parte de forma natural de nuestra vida cotidiana», pero reconoció la necesidad de «hacer efectivas las leyes» relativas al medio ambiente, en un momento en que el Gobierno planea presentar en el Congreso la nueva ley de cambio climático y transición energética. «No basta con la razón intelectual. Necesitamos que alguien nos recuerde que el contador está en marcha, que hay un patrimonio que se va deshaciendo de manera invisible, que asistimos al drama de la pérdida de biodiversidad sin fijarnos en el efecto que tendrá en ese contador», declaró.
«Tenemos la obligación de escribir un relato nuevo, el relato de que podemos cambiar las cosas y aspirar a un futuro más justo», añadió Irene Ezquerra. «Cuando se habla de medio ambiente o cambio climático, se utilizan los mensajes más catastrofistas y eso nos hace pensar que no podemos hacer nada. Sería inteligente dar mensajes más positivos. Están surgiendo muchas iniciativas pequeñas que pueden inspirar un futuro más deseable», recalcó. En su opinión, «del 78 a ahora ha habido un cambio de paradigma, de un modelo basado en el crecimiento económico ilimitado a uno basado en el desarrollo sostenible, que integra la variante medioambiental», y este es un «camino ilusionante».
«En el 78 éramos un país pobre, pero ahora somos un país de nuevos ricos», apuntó José María González ‘Peridis’ para denunciar la «mentalidad derrochadora» y destacar la importancia de la actitud individual para afrontar retos como el del cambio climático. «Nuestra inteligencia está para inventar la manera de consumir mucho menos y mejor. Está en nuestra mano cambiar la manera en la que usamos la energía. ¿O lo normal es que llegue el invierno y tengamos que abrir las ventanas para calentar las calles?», ironizó.
Horas más tarde a la celebración de este encuentro, saltaba la noticia: «Las ONG reclaman una reforma de la Constitución que incluya el medio ambiente como derecho fundamental, al nivel de la educación o la sanidad». ¿Satisfará el ecologismo sus demandas esta vez? ¿Es necesario replantear el lugar de la sostenibilidad? El debate continúa, más vivo que nunca, 40 años después.
Fuente: Ethic