Con nocturnidad y discreción, los Ministros de Exteriores de Francia (Jean-Marc Ayrault) y Alemania (Frank-Walter Steinmeier) han acordado bilateralmente una serie de propuestas que contradicen radicalmente el modelo de Unión Europea que nos han venido vendiendo los euroburócratas desde hace décadas. La pregunta del millón es a quién proponen esta nueva Europa, y si esta declaración de intenciones es sólo eso o más bien un anuncio en toda regla del nuevo camino que va a emprender el núcleo duro de países europeos, comenzando por el eje Franco-Alemán y sumando al Benelux y a Italia (más por su historia fundacional que por su estado económico actual, obviamente). Es significativa la discreción con la que los ministros de exteriores de Alemania y Francia, así como el resto de organismos europeos han tratado esta propuesta, que sólo ha visto la luz pública después de que se haya filtrado al medio polaco TVP.info. Curioso que prácticamente ninguno de los grandes western media se han hecho eco de esta interesantísima filtración de un informe más que oficial, y tan solo encontramos comentarios al respecto en medios de menor alcance.
El documento de 9 páginas íntegro lo podéis leer aquí y no tiene desperdicio. Ambos Ministros reiteran una y otra vez que hablan en nombre de Alemania y Francia, y su radicalmente distinto modelo de Europa nos deja perlas como éstas: “We will therefore move further towards political union in Europe and invite the other Europeans to join us in this endeavour” (…) “We need to recognise that member states differ in their levels of ambition member state when it comes to the project of European integration” (…) “We have to find better ways of dealing with different levels of ambition so as to ensure that Europe delivers better on the expectations of all European citizens” (…) “France and Germany will therefore promote a more coherent and a more assertive Europe on the world stage.” Nótese que se personaliza claramente que los promotores de esta iniciativa son Francia y Alemania, y ya no emplean siempre el término EU o Unión Europea sino que comienzan a retomar el concepto genérico ‘Europa’. “We are seeing the European Union (aquí sí que utilizan el término EU…) being severely put to the test. It is challenged by a series of crises in its southern and eastern environment.” Muy probablemente sea este entorno del Sur y el Este las áreas que se contemplan dejar fuera del Superestado Europeo.
A partir de ahí, el documento filtrado hace un repaso a temas sobre los que definir estrategias radicalmente distintas a las actuales. Veamos algunos puntos especialmente disruptivos e incompatibles con la actual UE:
Una seguridad Europea compacta: Alemania y Francia proponen una Europa como unidad de seguridad. Y para ello quieren que la UE actual comience a supeditarse al Consejo Europeo y al de Asuntos Exteriores, pero con un “independent situation assessment capability“. Francia y Alemania promoverán una política exterior y de seguridad europea integrada, unificando todos los instrumentos de la UE disponibles actualmente para ello. También reclaman “capabilities” más fuertes y flexibles para prevenir y manejar crisis de seguridad en la actual UE, así como unidades y cadenas de mando militares permanentes, incluyendo fuerzas marítimas, que se deberían adquirir a cargo de todos los estados miembros de la nueva Europa. O sea, dejar atrás los presupuestos nacionales de defensa para crear una defensa y control fronterizo común dentro del Superestado Europeo. El control de las fronteras externas ya no se considerará una tarea nacional sino una responsabilidad común, reconvirtiendo el FRONTEX actual en una verdadera policía fronteriza a escala de la nueva periferia del Superestado.
Unión Monetaria: Francia y Alemania han visto siempre como su propia responsabilidad la tarea de construir una Eurozona robusta, y creen que ha llegado la hora de llevar el debate más allá. Consideran además que es responsabilidad de Francia y Alemania llevarlo a cabo. Y aquí llega la bomba: “The euro area has to enter into a renewed phase of eco- nomic convergence. To this end, France and Germany will shoulder the main responsibility of organising a process of economic convergence and political governance which balances obligations and solidarity to accompany the process. Surplus and deficit countries will have to move, as a one-sided alignment is politically unfeasible.” O sea, que los países con déficit y superávit no pueden seguir bajo una misma política monetaria, y será el eje Franco-Alemán quien decidirá si la Eurozona se parte en dos o en tres, y por supuesto qué zona le corresponderá a cada estado actual miembro. “The current architecture of the euro is not sufficiently resilient to external shocks or internal imbalances. Leaving the EMU incomplete jeopardises the survival of our common currency in the long term“. O sea, que la “propuesta” es más bien una hoja de ruta de la que difícilmente se podrá nadie escapar.
El documento está repleto de concesiones y más concesiones políticas, soberanas y fiscales, pero de una sola vez y por la puerta de atrás, o sea más bien imposiciones que concesiones. Parece diáfano pues que lo que se ha venido negando una y otra vez desde las instituciones europeas, ahora Alemania y Francia lo proponen como única solución al sinsentido de la Europa de los rescates, las patadas a seguir y las Troikas. La cuestión es qué futuro incierto espera a los estados hoy miembros que quedarán/quedaremos relegados a la Eurozona B.
Porque esa partición, tan incierta como imprescindible, conlleva necesariamente el abandono de una política monetaria única, y por tanto de una divisa única. Sí, ese escenario que algunos llevamos prediciendo desde hace 5 años (“La Eurozona ha muerto. Viva Europa!“), como única solución viable para el callejón sin salida en el que nos metió compartir moneda entre ricos y pobres. Desde luego, una Eurozona A, con Alemania, Francia, Italia y Benelux convergiría mucho mejor que el actual babel económico. Y una Eurozona B, con el resto de países periféricos, a los que se irían uniendo los que todavía no están ni en el Euro B, quizás también. Recordemos que para conseguir una convergencia mayor entre países, Alemania ya propuso el uso de medidas extraordinarias como ésta o esta, y ya se viene legislando sigilosamente al respecto.
El euroescepticismo del ex-alcalde de Londres Boris Johnson y su victoria en el referéndum del Brexit parece haber acelerado el proceso del Superestado Europeo. Aunque paradójicamente, la posible (y cada vez más aclamada institucionalmente) NO aplicación del resultado, podría ralentizar o abandonar este documento Franco-Alemán en el cajón del “usar sólo en caso de emergencia”. Pero si el Brexit se materializa, las advertencias que Johnson publicó en Marzo, se pueden precipitar en forma de rápida ejecución de las propuestas para la creación del Superestado del núcleo duro y rico de Europa, y la consiguiente partición de la Eurozona. Veremos atentamente como termina este pulso entre el eje Franco-Alemán y los euroburócratas y la opinión pública de la ciudadanía afectada.
La siguiente pregunta que se deberían hacer los lectores ante este cambio radical de escenario es si sus inversiones y patrimonios están preparados para una ruptura del Euro y su consiguiente devaluación masiva en activos/plazas periféricas. Nosotros llevamos ya 5 años pronosticando el fin de una única Zona Euro, y seleccionando plazas financieras, bancos custodios, vehículos y activos de inversión con el fin no sólo evitar el desastre sino de sacar el máximo partido de ello. Bienvenido sea el Superestado Europeo del eje Franco-Alemán, porque aunque nos toque quedarnos en la periferia, nuestros patrimonios seguirán a salvo de un nuevo escenario que sorprenderá a la mayoría. Y además el proyecto Europeo tendrá más sentido y sostenibilidad, porque la realidad económica es muy tozuda. Como dijo Sir Arthur Conan Doyle: “Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad.“
Fuente: cluster family office