Todavía quedan unas semanas para finiquitar legislatura en el Parlamento Europeo, pero todo indica que se va a llegar al final sin que Ciudadanos haya hecho lo necesario para expulsar del Grupo ALDE de la Eurocámara al eurodiputado del PDECat Ramón Tremosa.
Es incomprensible que un partido que se dice constitucionalista y defensor de la unidad de España haya permitido la continuidad en su grupo parlamentario del único diputado de una formación que promueve la independencia de Cataluña y que se pasa las horas en Waterloo dando cariño al prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont i Casamajó. Una persona que por sí sola está colmada de méritos para ser expulsado del grupo.
Por ejemplo, se le ha pillado reiteradamente mintiendo, entre otros casos al atribuirse falsos apoyos a la causa independentista de relevantes personalidades europeas. Pero quizá Ciudadanos esté contagiado por la nueva política de Pedro Sánchez que hace de la mentira un instrumento legítimo de gestión. Por algo no son pocos los que dudan de la palabra de Rivera de que no pactará con Sánchez después de las generales. Ambos tienen en común más de lo que parece.
Como ya hemos contado otras veces, Albert Rivera disimuló esta situación el pasado noviembre cuando se celebró en Madrid el Congreso del Partido ALDE -que es diferente del Grupo Parlamentario ALDE. Donde hay dinero es en el Grupo parlamentario, que es donde se reparte. En el partido hay que contribuir, no se recibe. Pues bien, los de Ciudadanos han tenido hasta ahora la amabilidad de echar al PDECat del Partido, pero lo han mantenido en el Grupo Parlamentario. Ingresan y no contribuyen. El escenario soñado.
No solamente eso, el eurodiputado Tremosa sigue siendo el coordinador de Economía del Grupo ALDE, lo que le da una tribuna de enorme importancia. El Grupo ALDE está encabezado por el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt, que es en esta elección el candidato del ALDE a presidir la Comisión Europea.
A Verhofstadt lo único que le importa es tener el mayor número posible de miembros en su grupo, y si eso genera incongruencias ideológicas tampoco le parece que tenga mayor importancia. Lo que sorprende es que a Rivera le preocupe tanto tener que gobernar en Andalucía con el apoyo de Vox y no le importe estar aliado al PDECat en Estrasburgo.
Porque lo menos que cabría esperar sería el que a lo largo de estos años hubiera intentado expulsarlo del grupo. Pero no hay constancia de ello. Mientras que sí la hay de los reiterados intentos de otro diputado del grupo, el español Enrique Calvet Chambón, que fue elegido en las filas de UPyD y hoy continúa en el grupo como independiente y con una labor de control efectiva al independentismo catalán. Como se demostró cuando denunció que en la oficina de las instituciones europeas todo estaba rotulado en catalán -que no es un idioma oficial de la UE- y nada en castellano -que sí lo es. El abuso idiomático fue corregido.
Yo no sé si en el último minuto del partido Rivera pedirá a Verhofstadt la expulsión del PDECat para emplear la foto en la campaña electoral. Lo que sí sé es que a lo largo de los últimos cinco años han consentido con esta situación que es mucho más grave para España que el auge de Vox en Andalucía.Ramón Pérez-Maura ( ABC ).
Fuente: cosas de una bailarina