Entre quienes investigamos en las estrategias que usa el NOM para adoctrinar en su perversa ideología es un hecho ya muy conocido que la ingeniería social que quiere imponer un pensamiento o hecho concreto se vale de la metodología conocida como «la ventana de Overton», cuya estrategia consiste en injertar en las poblaciones aborregadas una idea absolutamente abominable, que cualquier ser humano normal rechazaría de plano, siguiendo la táctica de proceder con pequeños pasos, en etapas sucesivas sin solución de continuidad, de manera que cada escalón superior engloba el anterior y va un poco más allá en la consecución del objetivo que se persigue, hasta que éste, sin que la gente sea plenamente consciente, anida definitivamente en los cerebros lavados. El caso más prístino y espectacular ha sido el del aborto, que de ser un crimen perverso y execrable ha pasado a ser un «derecho» de la mujer. Y ya se están dando los pasos para la inserción en nuestras degeneradas culturas de la zoofilia, la pedofilia y el canibalismo.
Antes de conocer este procedimiento tan moderno, yo solía explicar la ingeniería social del NOM usando el símil de las muñecas rusas, las matriuskas, que se encajan unas en otras de mayor a menor tamaño, hasta que se alcanza la última, enrocada en el final de la cadena. El hecho de que, procediendo desde la mayor a la menor, cada muñeca engloba a la de menor tamaño que la sigue, dota a este juguetito de un gran parecido con la «Ventana de Overton», con lo cual podemos llamarle «las muñecas de Overton».
Estas muñecas son más viejas que el mundo, pues el globalismo surgió muy posiblemente desde el mismo momento del «big-bang», pero es a raíz de la generalización planetaria de los medios de comunicación cuando empezaron a desfilar por nuestras sociedades, como «marjorettes» del Averno, como femens disimuladas, como brujas desescobadas made in Tavistock. Y no vean los sabrosos pucheros que saben cocinar estas matriuskitas.
Bueno, pues volviendo a nuestros pucheros, los indicios de fraude en las elecciones del 10-N no solamente hay que buscarlos en misteriosos algoritmos, en sospechosas sacas de correos, o en censos inescrutables donde es imposible saber si quien vota en una mesa está correctamente inscrito en el colegio electoral que le corresponde. Dejando para más adelante la revelación de cuál es la muñequita más recóndita, la más pequeña pero la más importante, procedamos a describir la secuencia desde fuera hacia dentro, donde cada matriuska viene con su puchero bajo el brazo, o sea, que nos dan pucheros como panes.
Todo empezó el 11-M, donde un golpe de Estado en forma de atentado de falsa bandera dio el poder a Zapatero, cuando el PP iba a volver a ganar las elecciones. ¿Quién lo cometió?: pues los mismos que han pilotado nuestro país desde la Transición, que habían permanecido hibernados desde las calendas del 36 en sus cápsulas draculianas, en sus ataúdes tipo jálouin, retirados a sus madrigueras durante la España de Franco. Los que proclamaron la República desde un balcón de la Puerta del Sol en el 31 son quienes redactaron la Constituta, los que se autogolpearon el 23-F, los que provocaron el holocausto de Atocha, los que dirigieron el vivac del 15-M, quienes leyeron la cartilla a Rajoy en México en el 2008 para que aceptara sin rechistar la agenda globalista y vaciara ideológicamente al PP.
ZP, el de la ceja de Horus, llegó al poder en los trenes de Atocha, impulsando decisivamente la agenda globalista, pues para eso se le dio el poder. Luego vino el masonizado Rajoy, quien no quitó una sola coma de las leyes globalistas del zapaterismo, aunque no las implementó en demasía, en vista de lo cual se hizo necesario defenestrarle, para poner en el Gobierno a un lacayo que, al igual que hizo ZP, diera un nuevo avance a la ideología globalista que quiere destruir nuestra Patria en un maremágnum de crisis económica, desintegración moral, y apocalipsis secesionista.
El 31 de mayo y 1 de junio del año pasado, se perpetró otro golpe de Estado, en forma de moción de censura fraudulenta, pucheril a tope, basándose en una sentencia judicial apostillada por un juez correveidile de George Soros. La maniobra partía del hecho irrefutable de que la izquierda jamás gobernaría en España con la correlación de fuerzas que había en aquel momento, en el cual Podemos se había hecho con casi la mitad de los votos del espectro político de la izquierda. No, lo que hacía falta era disparar los votos del PSOE para que, al ser el partido más votado, tuviera la potestad de formar gobierno, y, desde ahí, relanzar a toda vela la desintegración de España en el magma globalista.
¿Qué hacía falta para acometer este proyecto? Pues hacer un trasvase de votos desde Podemos al PSOE, dado que Sánchez era un perdedor compulsivo de elecciones, que perdía votos en cada comicio, por lo cual jamás llegaría a gobernar, al ser incapaz de conseguir nuevos votantes.
Ese trasvase no era sino el segundo acto del robo que sufrió Podemos en las elecciones del 26 de junio de 2016, en las cuales los podemitas perdieron casi un millón y medio de votos de manera sorprendente, a pesar de la incorporación del electorado de IU, cifrado en casi un millón de votantes. Lo que son las cosas, este sorprendente resultado coincidió con un pasmoso aumento del voto por correo, el cual ya empezó a no ser custodiado por la Guardia Civil. De esta manera, se evitó que los podemitas dieran el «sorpasso» a los socialistas. ¿Por qué razón perdieron tantos votos los podemitas?: nadie lo sabe.
¿Cómo hacer el trasvase de votos de Podemos al PSOE? Pues, para empezar, poniendo al Profanador en la Moncloa, para que organizase nuevas elecciones. A los pocos meses de presidir el Gobierno, el PSOE ya andaba por más de 120 diputados en las encuestas del CIS, cuando todavía no había echado la casa por la ventana en los famosos y demagógicos «viernes sociales». ¿Cómo explicar este misterio, que hace de un perdedor contumaz rechazado por el electorado un ganador que arrasa, un Condemor de la pradera?
Lo más llamativo era que este sorprendente aumento en el número de escaños ―casi 40― no era porque los socialistas ganaran electorado nuevo, sino porque se los quitaban a Podemos, como lo demuestra el fenómeno de que la cantidad de diputados ganada por el PSOE era justamente idéntica a la cantidad de escaños que perdió Podemos en las elecciones del 28-A: ¿casualidad?
Otro misterio gordo es explicar por qué el PP perdió casi 70 diputados, que fueron a parar a Ciudadanos y a VOX y no se sabe adónde más. ¿Qué había hecho el PP para desangrarse de esa manera? ¿Gürtel? ¿El 155 light que aplicó en Cataluña? Impresionante, cuando el PSOE, merced a su contubernio con los sediciosos golpistas, ha subido 40 escaños.
El fuerte trasvase de votos a Ciudadanos parecía presagiar que lo que se buscaba era una mayoría absoluta entre el Profanador y Rivera ―la suma daba 180 diputados―, y ésa era al parecer la orden dictada desde el círculo de Soros, el ventrílocuo de los dos líderes. Sin embargo, algo falló, porque ese pacto no se produjo, al parecer por la negativa de Albert Rivera a negociar con el Profanador. ¿Por qué no lo hizo, cuando Riverita es un fiel lacayo de Soros? Pues les confieso que no lo sé, que esta matriuska se me escapa, y más ante el hecho de que Inés Arrimadas asistió este año a la reunión anual del Club Bilderberg. Y, como en España no cae una hoja al suelo sin que lo ordene Bilderberg, pues hay que sospechar que Rivera recibió órdenes de no pactar con el Profanador. ¿Por qué este súbito cambio de estrategia de la oligarquía globalista? Misterio donde los haya, pero algo tendrá que ver con la decidida voluntad de Bilderberg por liquidar el Régimen del 78 sirviéndose de la rebelión de Cataluña.
Sin embargo, unos días antes de que expirara el plazo antes de convocar elecciones otra vez, sucede un nuevo misterio, pues fue entonces cuando Rivera sí propuso negociar al Profanador, y entonces éste se negó, dicen que confiando en que unos nuevos comicios le concederían una mayoría más amplia. ¿No fraguó el pacto porque Rivera no quiso que cuajara, o porque el Profanador olía la sangre en unas nuevas elecciones? Pero, como en España no cae una hoja al suelo sin que lo ordene la jerarquía globalista, lo que es seguro es que si el pacto no se hizo es porque alguien de más arriba impuso esta situación.
Y bien, llegamos al 10-N, y, ¡oh, sorpresa!, el Profanador pierde 800.000 votos… Desde luego, no era ése su objetivo, ni tampoco favorecer el gran ascenso de VOX. Pero el gran misterio de las elecciones fue el enorme descalabro de Ciudadanos, muñequita que se ha convertido en un juguete roto, que se salió de la fila. ¿Cómo es posible que un partido pase de 32 escaños a 57 en las elecciones de abril y, 6 meses después, pierda 47 diputados de golpe? ¿Cómo explicar esta hecatombe en tan poco tiempo, y sin un motivo lo suficientemente contundente que explique esta caída abismal? ¿Acaso la culpa la tiene el devaneo de Rivera con Malú? Otros dicen que Rivera fue penalizado por su negativa a pactar con el Profanador, pero esto es un absurdo, porque los votos perdidos por Ciudadanos fueron a VOX en su mayoría, y otro porcentaje al PP, cuando deberían haber ido al PSOE en caso de que sus electores hubieran querido que Ciudadanos pactara con los socialistas.
La teoría más difundida para explicar este arcano consiste en afirmar que Rivera fue ajusticiado por las élites globalistas por no pactar con el Profanador, que se le dieron los votos necesarios para ello en abril, y que Rivera no obedeció la consigna, por lo cual fue reducido a la nada, acabando con su carrera política. Pero la inquietante pregunta sigue estando ahí: ¿Por qué no se produjo ese pacto?
Como vemos, tenemos unas muñecas de Overton que lo mismo engordan de votos una barbaridad en unas elecciones, para adelgazar anoréxicamente en las siguientes, y a la inversa, con el agravante de que estos fenómenos se producen solamente en el transcurso de unos pocos meses. Fenómenos que solo pueden explicarse a partir de pucherazos-Overton.
Y hay otro fenómeno misterioso del 10-N que me da que pensar, cuya explicación no acierto a encontrar: VOX subió 28 escaños, lo cual quiere decir que ése ―si no más― sería el número real de diputados que habría sacado en abril, número que, ahora sí, le restituyeron el 10-N. Pero, ¿por qué 52 diputados, una cifra que permitirá a VOX presentar recursos de inconstitucionalidad en esta legislatura contra todas las leyes liberticidas, y exigir referéndums en caso de una reforma constitucional? Misterio, pues solamente con haberle robado tres escaños se hubiera quedado en 49, uno por debajo de los 50 que se requieren para los recursos de inconstitucionalidad.
En cuanto al PSOE… si sacó 123 diputados en abril en unas elecciones que presentan indicios de pucherazo ―cuya denuncia ha sido admitida a trámite por una jueza―, y en éstas ha repetido el resultado, una de dos: o el PSOE ha recuperado una parte importante de su electorado ―que le permite alcanzar esa cifra ya sin posibles fraudes―, o las irregularidades se han vuelto a repetir.
Fuente: Alerta Digital