Según escribe Miguel Angel González Claros, en un artículo publicado en el magazine electrónico "El Espía Digital", Pedro Sánchez fue nombrado Secretario General del PSOE con la intención de posibilitar el relanzamiento de ese partido, mortalmente tocado después de los pésimos resultados obtenidos en las elecciones europeas. El propósito era "ilusionar" a sus votantes desencantados, atrayéndolos con la imagen de un joven líder, políticamente desconocido y con un perfil distinto al de los viejos dinosaurios de la organización, comprometidos hasta los tuétanos con las cuarteadas estructuras del régimen resultante de los pactos del 78.
González Claros mantiene en su artículo que la elección de Sánchez no fue el resultado de una casualidad, y que si se realiza un repaso a lo largo de su biografía, se podrá observar que la dirección del PSOE no hizo otra cosa que recompensar a un tecnócrata que ya se había adiestrado en Bosnia en la aplicación de políticas neoliberales, que contribuyeron en no escasa medida a la destrucción económica de la antigua Yugoslavia
EL EJEMPLAR PADRINO POLITICO DE PEDRO SÁNCHEZ
Con tan solo 26 años Pedro Sánchez ya había trabajado en el Parlamento Europeo con la socialista Bárbara Duhrkrop. Un poco más tarde asumió la responsabilidad de jefe de gabinete del Alto Representante de las Naciones Unidas en Bosnia, Carlos Westendorp.
Westendorp es uno de esos personajes tan abundantes en la España juancarlista que han sido capaces de encajarse en cualquier régimen político, sin poner muchos remilgos de si este se trata de una dictadura o una democracia formal. Quizas esa fue la razón por la que no le importó ser nombrado por el gobierno franquista cónsul adjunto en Sao Paulo en la agitada década de los 60. Posteriormente, desempeñaria igualmente diversos cargos de importancia en el Ministerio de Industria y Asuntos Exteriores, hasta 1975.
Una vez desaparecido el dictador, Westendorp mimetizó sus colores adaptándolos a los del ascendente PSOE de Felipe González, bajo cuyos gobiernos obtuvo diferentes cargos y nombramientos . En 1995, el propio Felipe González lo nombró Ministro de Asuntos Exteriores. Finalmente sería convertido en Alto Representante en Bosnia, embajador en EEUU y en la actualidad trabaja, al parecer, como asesor de Felipe González y en un Grupo de Reflexión del Parlamento Europeo.
González Claros prosigue su investigación acerca del flamante líder psocialista, para descubrir que el paso de Pedro Sánchez por Bosnia no fue nada inocente, ni obedeció tampoco a principios filantrópicos. Desde ese lugar se le abrieron, además, muchas puertas y oportunidades como, por ejemplo, la de la alta asesoría de potentes empresas extranjeras, puestos desde los que aplicó con rigor las recetas neoliberales en la desmembrada Yugoslavia, que nada tenían que ver desde luego con el socialismo de Marx o de Engels.
Para tener una idea más aproximada de en qué consistió el trabajo dePedro Sánchez en Bosnia, resulta imprescindible acudir a las reflexiones realizadas por el conocido analista internacional Michel Chossudovsky sobre qué tipo de mecanismos se utilizaron allí para el desmantelamiento efectivo de la antigua Yugoslavia.
"Mientras EEUU y la OTAN imponía la paz en Bosnia, la prensa y los políticos occidentales afirmaban que se había logrado parar las masacres étnicas y las violaciones a los derechos humanos, bajo la firma de los Acuerdos de Dayton en 1995, logrando la desintegración de Yugoslavia , con el despliegue de un programa de “reconstrucción” que despojaba al país de su soberanía, instalando una administración colonial bajo el mando del Alto Representante Carl Bildt, posteriormente sustituido por Carlos Westendorp [-el jefe y "compañero"· de Pedro Sanchez -] y una Constitución que dejaba las riendas de la política económica a las instituciones de Bretton Woods y al Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo .
Aquellas medidas de "austeridad" sirvieron para sentar las bases de la recolonización de los Balcanes. La deuda exterior fue dividida y asignada a las repúblicas sucesoras, que quedaron estranguladas con los convenios independientes de reestructuración de deuda y por programas de "ajuste estructural".
La llegada de Westendorp a Bosnia fue en 1997, dos años antes de los bombardeos de Belgrado de 1999. Durante dicha ofensiva occidental, el Banco Mundial y la Comisión Europea se encargaron de coordinar la asistencia económica y financiera de los donantes en los Balcanes, enviando a Kósovoabogados y consultores que permitiesen crear un ambiente propicio para el capital extranjero. Fue en ese contexto donde Pedro Sánchez empezó a hacer sus primeros pinitos en "tareas políticas" y económicas de cierta importancia.
A partir de ese momento, su carrera en el PSOE no ha hecho más que ascender vertiginosamente, hasta alcanzar, por fin, la Secretaria General del partido.
En el año 2000, - cuenta en su artículo González Claros - Pedro Sánchezfue delegado del Congreso en el que Rodríguez Zapatero accedió a la Secretaría General. Posteriormente se presentó en las listas electorales de su partido a las elecciones municipales de 2003 en Madrid, años durante los cuales, como es sabido, fue miembro de la conocida y , también sospechosamente opaca Asamblea General de Caja Madrid, la entidad que manejó hábilmente Blesa, con la combinada connivencia de los representantes del PP, PSOE, IU, CCOO y UGT.
Su ascenso no se detuvo en la escala municipal. Sánchez tenía más aspiraciones que quedarse apalancado en un cargo de concejal de segundo orden. Por eso figuró en las listas electorales del 2008 y 2011, pero por el lugar que ocupaba no logró salir elegido. Pero la suerte estuvo nuevamente con él. Las sucesivas renuncias de Pedro Solbes y Cristina Narbona le iban a permitir ocupar sus vacantes, entrando así al hemiciclo donde se cocían las habas y se escribían las recetas para poder hacerlas.
Una vez entronizado en la Secretaría general, Sánchez tuvo la oportunidad de reunirse en Bolonia con dos líderes del social liberalismo europeo, el italiano Matteo Remzi y y el francés Manuel Valls. El acto que los hizo coincidir allí llevaba el título de “Una izquierda para relanzar Europa”.
En el curso del mismo, el nuevo Secretario General del PSOE no ocultó sus simpatías e identidad política con ambos personajes. Valls mantuvo en aquel cónclave que los socialistas necesitaban "una revolución en la manera de hacer política” para salir del estancamiento en el que se encontraban. Remzi, por su parte, precisó que “el centroizquierda es la esperanza de la nueva Europa”. Y Sánchez aportó la ingeniosa y creativa idea de que la izquierda debía "reinventarse".
Los hechos, no obstante, que son realmente los que cantan, no sólo constatan la trayectoria derechista de los gabinetes de Valls y de Remzi, sino que nos sugieren, además, cuál va ser realmente la de Pedro Sánchez si logra acertar con la formula que posibilite el brebaje de PSOE-Podemos-C`s.
Si puede servir de orientación, tendríamos que recordar que después de aquel memorable encuentro entre las nuevas y principales lumbreras de la socialdemocracia europea, Matteo Renzi ha puesto diligentemente en marcha las recetas que le ha dictado la patronal de su país, consistente en duras reformas laborales, descensos salariales etc.
La política de reformas del primer ministro Manuel Valls ha sido posiblemente la más dura que ha tenido que afrontar la clase trabajadora francesa desde la Segunda Guerra Mundial.
No sin razón, González Claros concluye su artículo recordándonos que el único interés de los partidos socialistas de la orilla norte del Mediterráneo ha sido en las últimas décadas convertirse en gendarmes del orden social y político establecido. Y desde entonces a ahora nada ha cambiado. Que nadie se llame a engaño.
Fuente: Canarias Digital