La seta conocida como "cola de pavo", que tiene forma de abanico y nace en los tocones de los árboles, podría ayudar a prevenir la pérdida de memoria, según una investigación de científicos de la Universidad portuguesa de Coimbra (UC). Se trata del hongo "coriolus versicolor", cuya ingesta podría ayudar a aumentar la capacidad de contacto entre las neuronas del hipocampo del cerebro. Ana Cristina Rego, una de las coordinadoras del proyecto de investigación del Centro de Neurociencias y Biología Celular de la UC, ha explicado este viernes que en un ensayo practicado durante el último año en ratones sanos comprobaron que "aumentó el número de ramificaciones de las neuronas", denominadas dendritas, tras la ingesta de la seta. Las dendritas tienen la función de recibir los impulsos de otras neuronas y enviarlos hasta el núcleo de la siguiente, de ahí que si se favorece el aumento de ramificaciones en las neuronas del hipocampo, se pueda prevenir la pérdida de la memoria en adultos. Una de las claves del estudio (cuyas conclusiones han sido publicadas en la revista científica "Oncotarget") radica en que han alimentado a los ratones de laboratorio con porciones trituradas del hongo y no con extractos para evitar la pérdida de componentes beneficiosos, apuntó Rego. "Nuestro descubrimiento sugiere que este hongo podrá contribuir al fortalecimiento de la reserva neuronal y, posiblemente, a la reserva cognitiva", manifestó. Frederico Costa Pereira, miembro del equipo de investigación, consideró que "una dieta que incluya este suplemento puede formar parte de una estrategia que favorezca al envejecimiento saludable, incluida la prevención del déficit cognitivo asociado a la neurodegeneración". La próxima fase será practicar ensayos similares con esta seta en ratones modificados genéticamente para manifestar síntomas de Alzheimer. Tratamiento para el cáncer El objetivo es determinar si los componentes de este hongo también favorecen el aumento de dendritas en las neuronas y, por tanto, podrían prevenir el déficit cognitivo. Los investigadores, según Ana Cristina Rego, parten de la hipótesis de que el hongo tiene un potencial "prebiótico" que estimularía a las bacterias "probióticas" (las bacterias beneficiosas que viven en el intestino y mejoran la salud del organismo), reportando ventajas tales como facilitar la digestión y la absorción de nutrientes o fortalecer el sistema inmunológico. "Estas bacterias probióticas pueden influir, a su vez, en el cerebro", aseguró la científica lusa, que subrayó que otra de las virtudes de este hongo está en sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes. El objetivo no se centra, explicó, en descubrir cómo curar los problemas de memoria, sino en "prevenir la degradación del déficit cognitivo". Este hongo ya se ha usado en diferentes países para tratamientos oncológicos. De hecho, un extracto de la planta, el polisacárido Krestin (PSK), fue aprobado como medicamento y recetado para el tratamiento de cáncer en Japón en 1977.
Fuente: 20 Minutos
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