Son casi las cuatro de la mañana en Mestre, la mayor área urbana de Venecia en tierra firme. Un portero de noche de un hotel llama al 112. Ha sorprendido a un ladrón, que ha robado el dinero de la caja y ya está consiguiendo escaparse. Vestido con un traje oscuro, su intención es disimular y hacer ver que necesita un taxi. Se dirige a la parada, pero no le da tiempo: a la salida del hotel le está esperando una patrulla de policía para detenerle.
El crimen, que ha salido a la luz esta misma semana, es el primer episodio de éxito en Venecia de la aplicación de la alta tecnología en la policía italiana. No es una escena de Minority report, sino que se trata de X-Law, un algoritmo inventado por un inspector napolitano que tiene la capacidad de predecir los movimientos de los ladrones antes de que actúen y alertar así a las fuerzas del orden.
“El sistema nace hace veinte años a partir de un estudio sobre los pequeños crímenes: robos, hurtos, ataques a ancianos… lo que yo veía es que estos sujetos operan siempre en los mismos sitios y se valen de los mismos miedos. Entonces pensé que era el momento de anticiparse y demostrar que todos estos crímenes son predecibles”, explica a este diario Elia Lombardo, de 51 años, el agente de Nápoles que ha inventado el algoritmo.
La tecnología X-Law lleva experimentándose en Nápoles desde el 2013 y luego saltó a la provincia de Prato, en la Toscana. Ahora le ha llegado el turno a Venecia. A lo largo del tiempo ha sufrido progresivas mejoras. Pronto, si sigue dando buenos resultados, la policía italiana lo implementará a nivel nacional.
Elia Lombardo ha localizado los lugares donde hay más probabilidades de delinquir
Según el director de la oficina de prevención general de Venecia, Enrico Aragona, el sistema es capaz de prever lo que sucederá sobre el territorio que les compete en un tiempo de sólo dos horas, cruzando los datos de los perfiles de los criminales, los lugares y las fechas que presentan mayor riesgos con un sistema de probabilidades. “No estamos hablando de fantasía sino de algo que a nivel nacional nos puede dar verdaderamente grandes resultados”, valora Aragona.
El objetivo es doble. Primero, minimizar recursos. Una patrulla de control del territorio recorre unos 180 kilómetros al día, pero con el uso de esta tecnología, han conseguido reducirlos a sólo 23. Y el segundo, desalentar a los criminales de cometer delitos. Si saben que están vigilados, no operarán en las zonas rojas, cuenta el inspector Lombardo, que ha decidido llamar a los lugares donde suelen operar los ladrones “reservas de caza”.
Y parece que funciona. En Nápoles los delitos han disminuido un 27% y los arrestos o las denuncias han aumentado al 24%. En Prato, en nueve meses los delitos han caído un 32% y las denuncias y detenciones aumentado un 54%. “Estos son las noticias que a mi me gustaría resaltar porque se trata de excelentes resultados cotidianos, impensables antes que se consiguiesen en un tiempo breve. En Venecia el sistema se ha implementado a principios de noviembre y los datos dicen que hay una primera reducción del fenómeno” de la criminalidad, señala.
No es la primera vez que la policía utiliza algoritmos para prevenir delitos. Es muy conocido el sistema implantado en Chicago, la tercera ciudad más poblada de Estados Unidos, pero también donde hay más criminalidad. Allí la policía utiliza desde el 2017 un algoritmo que puntúa a los ciudadanos basándose en el historial criminal, disparos, afiliaciones con miembros de pandillas, heridas de bala sufridas anteriormente y una serie de otras variables para decidir quién es más probable que empuñe un arma para disparar a otra persona. Todo sirve para crear una base de datos, algo que para muchos críticos estigmatiza a ciertas clases de ciudadanos. Lombardo asegura que su sistema no tiene nada que ver porque consiste en analizar las zonas de riesgo, y no las probabilidades en las personas, por lo tanto no discrimina.
“El ministro (del Interior) Matteo Salvini me ha felicitado, sí”, sonríe el policía napolitano. Dice que ha perdido una gran cantidad de dinero y de tiempo para terminar regalándole el proyecto al Estado italiano. Pero si funciona, para él ya es un éxito.
Fuente: La Vanguardia