Una de las primeras cosas para frenar el envejecimiento es entenderlo. La comunidad científica tiende a identificarlo como un proceso de deterioro celular e incapacidad para su correcta reproducción. Varios españoles trabajan en laboratorios punteros tratando de alargar la vida –con éxito– desentrañando sus misterios genéticos.
Un laboratorio para frenar el envejecimiento
Pero en otro campo está el buscar moléculas anti edad que puedan funcionar en las células de modelos animales. Uno de ellos es Didac Carmona-Gutiérrez, biólogo molecular de la Universidad de Graz (Austria). Él ha centrado sus investigaciones en los procesos de autofagiaque ocurren en el citoplasma celular. Es decir, el servicio de limpieza y reciclaje que hay en nuestras células.
Ahora, acaba de publicar un artículo en Nature Communications en que defiende el papel de una sustancia, la 4,4’-dimetoxichalcona (DMC), a la hora de alargar la vida. En concreto, la de moscas del vinagre. Consiguió que las de su laboratorio y sus gusanos viviesen hasta un 20% más. ¿De dónde sacar esa sustancia? De una planta japonesa: la ashitaba (Angelica keiskei koidzumi), un vegetal de la familia de la zanahoria y de la angélica que se vende en los herbolarios occidentales.
La ashitaba ha sido largamente usada en la fitoterapia oriental. Se le han atribuido propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. El problema es que no se han podido demostrar científicamente en humanos.
El descubrimiento de la autofagia mereció el Nobel de 2016. Yoshinori Ohsumi esclareció en la década de 1990 un fenómeno que se había observado unos 30 años antes. En aquel entonces un grupo de biólogos observó que las células eucarióticas se devoraban a sí mismas. Atrapaban algunos de los orgánulos que flotaban en su citoplasma con una membrana (una especie de bolsa de basura celular) y los transportaban a los lisosomas, otro orgánulo cuya función es degradar todo aquel material. Es decir: las células tienen camiones de basura y plantas de reciclaje. Eso les permite vivir más y mejor. | Vídeo: Mario Viciosa.
Ahora, esta nueva investigación apunta en este sentido, pero una vez más, en animales de laboratorio: “La administración externa de DMC prolonga la vida útil de las levaduras, lombrices y moscas, desacelera la senescencia de los cultivos de células humanas y protege a los ratones de la isquemia miocárdica prolongada”, explican los autores en su artículo. Ellos se centran en los procesos de “autofagia, que es esencial por sus efectos citoprotectores desde la levadura hasta los ratones”.
Está por demostrar en humanos
El grupo, que lleva años estudiando plantas que podrían alargar la vida, se ha centrado es las sustancias llamadas polifenoles flavonoides, como el DMC. “Son fitoquímicos ampliamente dispersos en todo el reino vegetal con múltiples funciones en la planta que van desde la atracción de polinizadores hasta la protección contra patógenos y UV”, explican los autores.
“Seleccionamos un repertorio de 180 compuestos que representan diferentes subclases de flavonoides por su capacidad para contrarrestar la muerte celular relacionada con la edad. Para este propósito, seguimos de cerca la salud celular durante el envejecimiento de la levadura, un modelo establecido para el envejecimiento de las células postmitóticas humanas”. Ahí es donde empezaron a ver que el DMC estimulaba la limpieza dentro de las células.
En 2016, el equipo en que participaba Carmona-Gutiérrez, de la misma universidad, correlacionó la administración de espermidina (está presente en quesos) a ratones y la prolongación de su vida gracias a una mejoría en su salud cardiaca, tal y como ocurrió con el DMC.
La cuestión es que no está claro que, en humanos, sus efectos anti edad pudieran observarse tras algo tan fácil como tomarse una píldora o una infusión de la planta. Es cierto que el equipo tiene esperanza en que se puedan desarrollar fármacos en la medida en que han podido ver que el DMC o la espermidina es capaz de pasar al torrente sanguíneo de los ratones tras dárselo junto a la comida.
“El envejecimiento sigue siendo el principal factor de riesgo para todas las principales enfermedades crónicas” explican los autores. “Dado que la mayoría de las personas de edad avanzada son polimórbidas, incluso los avances considerables contra una sola enfermedad relacionada con la edad pueden mejorar sólo un poco la duración de la salud. Por lo tanto, el abordaje más conveniente consiste en abordar las enfermedades de edad avanzada enfocándose en sus características comunes: el proceso de envejecimiento en sí mismo.
Hasta la fecha, sólo existen unas pocas intervenciones eficacescontra el envejecimiento dietético o farmacológico; estos incluyen la restricción de calorías y la administración de medicamentos contra la longevidad (sólo probados en ratones: espermidina, la rapamicina, la metformina, los precursores de NAD+ o el resveratrol)”, concluyen.
Fuente: El Independiente