Las aves de alta montaña, que suelen vivir en espacios abiertos en alturas superiores a los 1.700 metros, muestran una disminución especialmente acusada en la Península (tanto en los Pirineos, así como en los sistemas Ibérico, Central y Cantábrico). Un estudio ha cifrado este declive en un 21%, según revelan los datos comparativos entre el 2002 y el 2014.
Así lo indica un estudio publicado en la revista científica Global Change Biology en el que, por primera vez, se detecta esta pérdida.
El cambio climático y las modificaciones en los usos del suelo serían las causas principales de esta disminución tan pronunciada.
Las poblaciones de aves de alta montaña han disminuido, de media, un 10% en toda Europa; pero este declive está siendo superior en las montañas de Escandinavia y en las de la Península ibérica (incluidos los Pirineos). En cambio, en los Alpes y en las montañas del Reino Unido estas poblaciones se han mantenido más estables.
En el contexto mediterráneo se han analizado los datos para el conjunto de las montañas Ibéricas (incluyendo los Pirineos y datos de otros sistemas montañosos ibéricos). La conclusión es que el patrón general de declive observado en Europa también se produce en la Península. De las 14 especies de aves de alta montaña analizadas en la Península, 11 están en declive, y sólo tres de ellas están en aumento.
Entre las aves que sufren una pérdida más destacada de individuos están la bisbita alpino (Anthus spinoletta) o grasset de muntanya en catalán; el roquero rojo (Monticola saxatilis) o merla roquera en catalán, o el escribano montesino (Emberiza cia) o sit negre en catalán.
Por encima de las áreas arboladas
Los expertos se muestran doblemente alarmados por el estado de estas aves (que habitan en zonas situadas por encima de las áreas arboladas; muy frecuentemente, por encima de los 1700/1800 metros). Su declive es muy superior a la media europea.
El calentamiento y el abandono de pastos estrechan el cerco sobre sus áreas vitales
Otro dato revelador: los pájaros más comunes en las tierras bajas han descendido un 7% en Europa, lo que demuestra que “la situación de los pájaros de la alta montaña es peor”, explica Lluís Brotons, investigador del CSIC en el Centre de Recerca Ecològica i Aprofitaments Forestals (CREAF).
Los expertos piensan que el declive de estas aves puede ser debido al cambio climático y a la pérdida de sus hábitats, y están analizando estas posibles causas.
Abandono de actividades ganaderas
Un primer factor es la pérdida de espacios abiertos debido al progresivo abandono de las actividades tradicionales relacionadas con la ganadería, lo que, asociado al cambio climático, hace que las áreas de matorral y arboladas vayan aumentando y ganando terreno “montaña arriba”.
Las zonas subalpinas (antaño mezcla de bosques y prados) registran una gran expansión del matorral y el bosque (aforestación). “Es como si estas aves subieran una pirámide, lo que hace que cada vez tengan menos superficie con hábitat disponible”, señala Sergi Herrando, investigador del Institut Català d’Ornitologia (ICO).
“Al extenderse el bosque, los ambientes abiertos se van cerrando y estrechando, con lo que las aves de montañas dejan de poder vivir allí; y deben ascender a zonas cada vez más altas”, agrega Herrando. “Pero a medida que suben en altura se reduce mucho su espacio vital, hasta que llegan la punta de arriba”.
Temperatura, sequías, falta de sincronización
Por otro lado, el cambio climático puede estar desempeñando un papel crucial en este proceso.
Al subir las temperaturas, las aves de montaña (más adaptadas al frío) “se quedan sin las condiciones climáticas que les son favorables, con lo que puede aparecer otras especies que van subiendo montaña arriba, y que colonicen su terreno”, dice Herrando. Tal proceso conllevaría una pérdida neta de diversidad biológica.
Un problema añadido para las especies de montaña es que pueden dejar de tener un fácil acceso a los recursos. Este experto habla de una desincronización entre la disponibilidad de los recursos, o sea, los insectos, y el momento en el que pueden criar, lo cual puede hacer que “las poblaciones no se puedan mantener”, añade. Se sigue trabajando en esta “hipótesis razonable” con nuevos trabajos.
Tiempo atrás era raro que en los meses de julio o agosto el Pirineo estuviera seco. Pero ahora las olas de calor y los largos periodos de sequía secan los suelos. Sin plantas en buen estado hay menos insectos, con lo cual las aves (principalmente insectívoras) pierden un alimento básico justo en la época de cría.
Censos importantes, contar igual
Herrando señala que los datos no proceden de censos exhaustivos de toda la población de aves de montaña, sino de muestreos estandarizados hechos año tras año en zonas de alta montaña.
Las aves se cuentan siempre de la misma manera, lo que permite conocer las tendencias de sus poblaciones.
“No obstante, necesitamos más voluntarios con conocimientos en aves para continuar y mejorar este seguimiento. Esta tarea es esencial para conocer cómo y dónde perdemos biodiversidad”,añade.
Las transformaciones hacen perder a estas aves las condiciones favorables para la cría
El seguimiento de las aves de montaña es mucho más difícil que el de las zonas más planas, debido a la mayor inaccesibilidad y complejidad de muestreo.
El estudio se llevó a cabo gracias al trabajo de cientos de ornitólogos voluntarios de 12 países europeos y de la red europea de seguimiento de las aves.
En la Península Ibérica el estudio también contó con investigadores de SEO BirdLife, los datos del programa de ciencia ciudadana Seguimiento de Aves Comunes en Catalunya (SOCC), el ICO, entre otros.
Opiniones de expertos
Ni un grado más, ni una especie menos”, así resume Asunción Ruiz, directora de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) su doble preocupación. “La sociedad ha tomado conciencia de los riesgos del cambio climático; ahora debe saber las consecuencias de la pérdida de especies”, dice.
“Evitar la desaparición de especies no es un capricho de naturalista; estamos hablando de recursos que son vitales, pues a veces nos proveen alimentos, medicinas…Está en juego nuestra calidad de vida”, añade.
En España, las especies que están sufriendo más declive son las ligadas al medio agrario y a las ciudades, añade.
Gorriones y golondrinas
“Sin gorriones en las ciudades y sin golondrinas en el medio rural nuestra calidad de vida es peor”, dice Ruiz. Los gorriones, por ejemplo, han descendido en España (hasta el año 2016) un 15% respecto a los datos de 1998.
“Sin gorriones en las ciudades y sin golondrinas en el medio rural nuestra calidad de vida es peor”, dice ASunción y Ruiz
¿Causas? La pérdida de lugares para nidificar (modernos edificio sin rendijas o agujeros que les sirvan de guarida) o la llegada de especies foráneas, como la cotorra argentina.
Lluís Toldrà, portavoz de Depana, lanza la alerta por el declive de las especies esteparias (avutarda, alcaraván, aguilucho cenizo, calandria, ganga ortega…).
La intensificación agrícola, que uniformiza los campos (que eliminan linderos, barbechos y espacios abiertos), así como el uso de pesticidas, que matan las plantas y flores silvestres y los insectos, son algunas causas.
Toldrà ve conveniente crear catálogos de especies amenazadas, pero juzga más importante aplicar planes de acción para compatibilizar agricultura y conservación.
“Hay que identificar y modificar las subvenciones que son perjudiciales para la biodiversidad y hacer que los planes sectoriales (carreteras, turismo, energía...) pasen un filtro y se evalúe si son compatibles con la conservación de la biodiversidad”, resume Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción.
Fuente: La Vanguardia