"Madre, yo al oro me humillo, / él es mi amante y mi amado, / pues de puro enamorado / de continuo anda amarillo. / Que pues doblón o sencillo / hace todo cuanto quiero, / poderoso caballero / es don Dinero". El célebre poema que Quevedo escribió en 1603 sigue siendo tan actual como lo era entonces.