Sin pedales
Enmarcado dentro de la actual tendencia que aboga por el uso de la bicicleta como medio de transporte, el estudio de diseño francés Noir Vif ha desarrollado un vehículo de dos ruedas inspirado en la draisiana clásica. Esta, de tracción humana, data de principios del siglo XIX y es la precursora de la bicicleta y la motocicleta.
El estudio parisino ha sido el encargado del diseño y desarrollo de un modelo de draisiana para facilitar la movilidad dentro de las 98 hectáreas del parque turístico del dominio departamental de Chamarande (Essonne, Francia). El resultado final, llevado a cabo en madera contrachapada de arce, consiste en una especie de bicicleta sin pedales propulsada mediante las piernas.
La elección del arce como material principal responde a una cuestión estética, mecánica y ecológica, puesto que se trata de madera proveniente de bosques franceses gestionados de manera sostenible. Las piezas de madera han sido moldeadas mediante la aplicación de calor y alta presión. Las curvaturas resultantes otorgan mayor dinamismo al producto final. A la madera y el metal utilizado en la estructura hay que sumar la piel presente en el asiento y las manijas.
Pese a su parecido con las bicicletas convencionales, este nuevo diseño se formula más como una asistencia al paseo que como un modelo de velocípedo. La posición del usuario, por ejemplo, es diferente a la adoptada por los ciclistas. El manillar, por su parte, alberga una cesta y un atril realizado en madera. La draisiana cuenta además con una plataforma inferior a modo de reposapiés situada a una altura baja y con un ancho capaz de albergar las dos extremidades. Dicha superficie permite su uso tanto de pie como sentado, del mismo modo que su utilización como patinete.
Fabricada completamente en Francia, la draisiana ha sido diseñada en dos variedades: el modelo infantil y la versión para adultos. Se trata de un vehículo de fácil uso, este prototipo pretende ser utilizado por todo tipo de público, siendo de especial ayuda para personas mayores o con movilidad reducida puesto que las piernas funcionan a modo de propulsión pero no han de soportar el peso del cuerpo. Su reducida velocidad, además, incita a la contemplación pausada y relajada del paisaje.
Fuente: https://www.experimenta.es/